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5 Trucos para conseguir que mi hijo tome su medicina

Cuando nuestros hijos están enfermos, sufrimos las consecuencias en varios frentes. Por un lado la propia enfermedad, que requiere nuestra atención y todos nuestros sentidos alerta y por otro lado la necesidad y a veces incluso tortura de que se tomen la medicina para niños que les receta el pediatra.

Para ellos también supone una doble pesadilla: por un lado ya están suficientemente fastidiados con la fiebre, la mucosa, la dificultad para respirar, los distintos dolores, etc y por otro tienen que tomarse esas medicinas tan horrorosas.

¿Cómo hago para que mi hijo tome su medicina?

Está claro que la solución no es dejar al niño sin tomar el medicamento, ya que por algo se lo ha recetado su pediatra. Sólo nos queda entonces dárselo obligatoriamente y de la mejor manera posible.
Vamos a ver una serie de trucos que os pueden ayudar en esta difícil tarea:

1. El truco del avión

Es el gran clásico y básicamente consiste hacer de la toma del medicamento un juego. Los niños siempre asocian los juegos con algo bueno, así que es más fácil que se tomen la medicina si se están divirtiendo. Este truco es muy útil sobre todo en las primeras tomas, ya que cuando el niño se acostumbra al sabor puede dejar de funcionar.

2. Oculta el sabor del medicamento

Es muy importante que antes de hacerlo verifiquemos el prospecto para saber si el medicamento es incompatible con algún tipo de sustancia o comida. En el caso de que no haya incompatibilidades, es muy útil el incluirlo en zumos, yogures o bebidas con buen sabor. También es importante no cambiar la forma del medicamento ni triturar cápsulas o pastillas cuya misión es pasar indemnes por el estómago para actuar a otros niveles, como el intestino.

3. Aliate con el frío

El frío atenúa los sabores, por lo que una buena estrategia puede consistir en enfriar el medicamento (siempre que se pueda) antes de dárselo. Asegúrate de que el medicamento se puede enfriar, ya que hay preparados que necesitan estar a temperatura corporal para hacer efecto.

4. Usa la jeringa en lugar de la cuchara

Usando una jeringuilla podemos beneficiarnos doblemente: por un lado, aplicando el jeringazo sobre la parte de la mejilla del niño conseguimos evitar un gran número de papilas gustativas en la lengua, reduciendo en gran parte el mal sabor de boca que puede dejar el medicamento; y por otro lado, si nuestro hijo es de los que suelen escupir el medicamento según se lo metemos, se lo pondremos un poco más difícil.

5. No le engañes

Si le dices que no es una medicina, sino que es un caramelo, es probable que la próxima vez que le ofrezcas un caramelo te mire con cara de “me vas a volver a engañar”. Además, puede que cuando encuentre un medicamento se lo meta en la boca y podemos ocasionar una intoxicación. Debemos tener este punto siempre en mente para evitar accidentes. Es mejor decirle la verdad: que es una medicina y le va a ayudar a ponerse bueno. Esto hará que se mantenga el vínculo de confianza y que si el fármaco proviene de las personas a las que quiere, acepte que se lo des. También es importante que le digas unos minutos antes que va a tomar un medicamento. Si se lo anticipas, cuando llegue la hora el niño tendrá más control sobre la situación y estará más receptivo a tomarlo.

FUENTE: cometelasopa.com