Qué tal si practicamos éstos hábitos para hacer de nuestro día más agradable y productivo desde el momento mismo en que suena el despertador.
Acuéstate pronto la noche anterior.
Trasnochar pasa factura al día siguiente. Habituarse a dormir las horas que el cuerpo necesita es la mejor manera de empezar bien el día.
Madruga.
Levántate temprano y sin prisa. Pon el despertador quince minutos antes de la hora normal. Puede que cuando suene por la mañana sientas deseos de estamparlo, pero te animamos a que tu voluntad sea más fuerte que la pereza y sigas adelante con las demás propuestas. Si te acostaste pronto, te costará menos levantarte.
Sé agradecido.
Dedica el primer pensamiento del día a agradecer que estás vivo. Da gracias por tener la oportunidad de aprender algo nuevo con cada conflicto que se te presenta, y agradece el nuevo día que se te brinda como el mejor regalo.
Medita.
Siéntate en un lugar elegido para ello, limpio en el que no vayas a ser molestado o distraído. Medita durante 20 o 30 minutos, o sólo 10 si no tienes más tiempo. Si no o has hecho nunca: siéntate en una postura cómoda con la espalda recta. Relaja el abdomen y respira libremente. Pon tu atención mental en la respiración, concretamente en la sensación que se produce en tus fosas nasales cuando el aire entra y sale. Cada vez que tu mente se distraiga con otra cosa, sólo vuelve a la respiración. Una y otra vez. Amablemente y sin reproches.
Saluda al Sol.
Es perfecto para hacerlo por la mañana y desentumecer el cuerpo. Tiene multitud de beneficios para el cuerpo y la mente y no te llevará más de unos minutos. Puedes hacer tantos ciclos como quieras o te permita el reloj. Empieza más lento y a medida que tu cuerpo vaya calentándose incrementa la intensidad.
Desayuno completo.
Dedica el tiempo necesario a alimentar tu cuerpo. Dicen que el desayuno es la comida más importante del día, y si has conseguido levantarte temprano, meditar y después hacer un poco de yoga, a estas horas debes estar hambriento. Si tomas fruta, que sea lo primero. Mientras preparas lo demás, dará tiempo a que se digiera. Después lo que tomes habitualmente, cereales, tostadas, café, te o infusión.
Regala amabilidad.
Dedica una sonrisa, un abrazo, un momento de ternura a los miembros de tu familia. Si vives solo, hazlo con la persona que te apetezca, el portero, un compañero de trabajo, amigo o vecino. Recuerda que la vida es como un boomerang, aquello que damos nos será devuelto.
El famoso “empezar el día con buen pie” es responsabilidad nuestra.
Fuente. msn.com